Ampliar el ámbito de aplicación y aliviar la carga logística: Recomendaciones para la Iniciativa Ciudadana Europea desde la perspectiva de las experiencias nacionales polacas

Los retos queplantean las iniciativas ciudadanas se reconocen no solo a nivel de la UE, sino también a nivel nacional, en los Estados miembros. Los ciudadanos polacos tienen derecho a presentar una propuesta de ley al Parlamento nacional. Con el fin de comparar las condiciones de las iniciativas ciudadanas y sus efectos en la UE y Polonia, he llevado a cabo un análisis de los proyectos de ley cívicos presentados recientemente al Parlamento polaco.

En Polonia existe un procedimiento en virtud del cual los ciudadanos tienen derecho a presentar propuestas legislativas al Parlamento siempre que reúnan las firmas de al menos 100 000 personas con derecho de voto en las elecciones parlamentarias.

Los ciudadanos afectados deben crear un comité de iniciativa legislativa. Para ello se necesitan al menos 15 personas. Para empezar, deben recoger 1,000 firmas «iniciales» para registrar dicho comité. Las 100,000 firmas deben presentarse con bastante rapidez, a más tardar 3 meses después del registro del Comité.

En términos logísticos, dirigir el proceso de la iniciativa cívica es un reto comparable al de la Iniciativa Ciudadana Europea. La recogida de 100,000 firmas, además en papel, es un compromiso muy serio que requiere estructuras en todo el país. Aunque, en comparación con la Iniciativa Ciudadana Europea, no cabe duda de que nos encontramos con un solo país, un sistema jurídico y una lengua de comunicación con los firmantes.

Desde diciembre de 2020, se han tramitado 13 propuestas cívicas en el Parlamento polaco. Estas iniciativas nacionales abordaron principalmente los siguientes problemas:

• asuntos locales: por ejemplo, la actividad de los cazadores, el funcionamiento de las unidades de la administración local, etc.
• asuntos de carácter ideológico o filosófico, como el aborto o los cambios en el código penal.
• c) Asuntos financieros, por ejemplo, relacionados con el importe de los impuestos públicos o las prestaciones sociales.

Casi ninguna de las propuestas ciudadanas presentadas en Polonia se centra en un tema que podría resolverse a nivel europeo. Cabe señalar que las causas por las que los ciudadanos polacos están interesados suelen ser competencia nacional y menos competencia de la UE.

Sin embargo, muchos comentaristas se muestran escépticos sobre el buen funcionamiento de la iniciativa ciudadana en Polonia. En primer lugar, los proyectos cívicos rara vez obtienen la aprobación parlamentaria. Probablemente no ayuda a que algunas iniciativas tiendan a ser polémicas (por ejemplo, un acceso más fácil al aborto frente a una mayor protección del feto) o a que las iniciativas solo sean de interés para un pequeño grupo de ciudadanos y reflejen el punto de vista de una minoría. Es evidente que la participación de los ciudadanos en el proceso legislativo es un proceso difícil y exigente en todas partes y, por definición, estas herramientas son muy difíciles de difundir.

En resumen, en mi opinión, tras tener en cuenta la experiencia polaca con el derecho de los ciudadanos a presentar propuestas cívicas, hay dos retos que deben abordarse si queremos desarrollar instrumentos como la Iniciativa Ciudadana Europea y hacerlos más populares entre los ciudadanos europeos:

1. Debería ser posible presentar una iniciativa ciudadana europea sobre una gama más amplia de temas. En la actualidad, las iniciativas ciudadanas europeas solo pueden referirse a ámbitos que son competencia de la Comisión Europea y que no son ampliamente conocidos o entendidos. Por este motivo, algunos organizadores pueden renunciar antes de presentar una iniciativa porque temen ser rechazados «desde el principio».  Muchos ámbitos que impulsan la imaginación de los ciudadanos y movilizan a grandes grupos para luchar por sus derechos quedan efectivamente fuera de las competencias de la Comisión, y sería muy difícil resolver este reto en un futuro próximo sin ampliar estas competencias; sin embargo, los organizadores potenciales pueden recibir apoyo para determinar si su iniciativa entra dentro de las competencias de la UE solicitando ayuda del Foro de la Iniciativa Ciudadana Europea.
    
2. Resolver algunas de las dificultades logísticas asociadas a la realización de una iniciativa ciudadana europea. La reforma que entró en vigor en 2020 introdujo cambios relativos a la recogida de firmas, lo que debería facilitar el proceso. Entre otras mejoras, la Comisión Europea ofrece ahora a los organizadores apoyo a la traducción y les proporciona un sistema central de recogida de firmas. Esto puede ayudar a grupos de ciudadanos que no tienen acceso a enormes recursos financieros o logísticos.

Como puede ver, la democracia participativa se enfrenta a retos tanto a nivel nacional como de la UE. Espero que la comparación de ambos mecanismos nos ayude a mejorar la participación ciudadana en el proceso democrático.